Quédate en mi memoria, y en mis recuerdos.
¡Quédate allí donde nadie te vea!
Donde solo yo pueda encontrarte.
¡Quédate allí!
Donde la mar golpea con furia mi alma.
¡Quédate allí!
Donde los recuerdos hacen reminiscencia de todo lo vivido.
¡Quédate allí!
Donde mi alma y mi ser jamás puedan olvidarte.
Fuiste mi verano, mi primavera,
y ahora serás mi otoño,
donde mis hojas empezarán a caer,
donde el fuego del amor se ha extinguido,
donde solo huellas laceran mi alma.
¡Quédate allí!
Donde me recuerdes cuántos "te amo"
tus labios pronunciaron.
"Te amo" que el viento se llevó,
donde la luna, testigo de mi amor,
hecha trizas copula en silencio,
y donde el cielo se vistió de gris.
En mi corazón, como caja mortuoria,
guardaré tus recuerdos.
¡Quédate allí!
Donde tu silencio parece no acabarse,
donde el repicar del reloj
marca el tiempo de sueños y esperanzas.
Donde mi voz grita a la aurora
que se haga un milagro a este silencio.
Mis dedos se hunden en mi almohada,
la soledad va tomando su forma,
la nostalgia invade mi alma.
El tiempo es perverso, y no hay reverso.
La realidad es otra:
¡Te has ido! ¡Ya no estás!
Barco sin velero,
¿por qué no enderezaste tu curso?
¿Dónde anclarás por fin?
Dímelo tú, porque yo no lo sé.
¡Quédate allí!
Quédate, donde solo yo pueda encontrarte.
SIEMPRE EN MÍ
OLGA LUCERO PÉREZ MORALES
Colombia
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